La dieta de la felicidad (¡existe!)
Descubre qué tienes que comer para no dejar de sonreír. Los expertos responden
La dieta de la felicidad existe. Aunque para muchos los conceptos 'dieta' y 'felicidad' no puedan ser más opuestos, los nutricionistas piensan lo contrario. Y tienen razón. Hay una relación directa entre los alimentos que ingerimos y nuestro estado de ánimo. “Una alimentación desequilibrada puede producir carencias específicas de vitaminas o minerales que se manifiestan mediante síntomas o sensaciones como apatía, desgana, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración e incluso depresión”, afirma la Doctora Rosso, de laClínica Corporal M+C.
Descubre qué alimentos reducen la ansiedad, cuáles son saciantes, qué debemos desayunar para estar de buen humor y de qué productos no debemos prescindir. Expertosen nutrición y dietética responden todas nuestras dudas sobre el poder terapéutico de los alimetos que ingerimos. Y no son pocas.¿Por qué nos gusta tanto el fast-food?¿Las dietas provocan cambios de humor?¿Es en realidad el chocolate un antidepresivo? ¿Los plátanos nos suben el ánimo? Y no sólo responden, tambiéndesmienten mitos sobre los productos que más se prohíben en las dietas, como por ejemplo, el aguacate, las carnes rojas o el queso.
Sandra Marín, Directora de Investigación y Desarrollo de Entulínea Weight Watchers, afirma: “La dieta de la felicidad se basa en una premisa muy sencilla: una alimentación real que encaje en tu vida real. Dado que comemos para vivir, disfrutar y gozar de buena salud, un plan basado en alimentos, que permita comer de todo sin restricciones ni prohibiciones, es la única manera demantener el éxito y la salud a largo plazo”.
Con motivo de nuestra Health Initiative Online hemos entrevistado a varios expertos en dietética y nutrición que nos ofrecen las claves de una dieta saludable, equilibrada, y por qué no: feliz. Estas son las respuestas a todas nuestras dudas sobre el impacto de los alimentos en nuestro estado de ánimo.
Por: Ana Morales y Veronica Román
FUENTE: VOGUE.es
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